martes, 10 de abril de 2007

Japón viene ganando el mundial...

Una necesidad patológica recorre las salas. La busqueda de un lenguaje novedoso como forma automática de encontrar la autenticidad y originalidad lleva, en gran parte, a producir mensajes incomprensibles o que carecen de la fuerza en sus efectos que tiene un buen uso del lenguaje conocido. Alrededor de este problema, dos películas, representantes de ambos casos (a veces en si mismas), se destacan hasta ahora: Princess Racoon y Retribution.
Princess Racoon (Seijun Suzuki - 111') es Japón. En ese sentido, su lenguaje es común a Japón, a su humor, su cultura, su relación con Occidente, su teatro y su música. Es una comedia delirante, con una puesta en escena más delirante aún, con colores brillantes, arias y videoclips, mares de cartón, una obra de un surrealismo atrapante. Japón nos habla de si con un lenguaje caótico de componentes japoneses, Kabuki, No, Butoh, Slapstick comedy y una frescura constante que alcanza a través de los múltiples momentos en que se vuelve "rara". Es "rara" como es raro Japón, un país con una gran cultura de fantasmas, con nichos hoteleros, hipertecnológico y terriblemente signado por su relación con el mundo occidental. Una de las mejores películas del BAFICI que habla del buen uso de un lenguaje común en un ambiente poco común y lo delirante del momento. [No quedan funciones, lamentablemente]
Retribution (Kiyoshi Kurosawa - 103') sorprende en un género que aburre. Es que después de ver Retribution uno duda si verdaderamente pertenece al género "terror japonés de fantasmas". Es una película de misterio. Con su eje en el insight (reestructuración del contexto), la cámara domina con planos abiertos y quietos que se modifican a partir del movimiento de los personajes, como actores en el espacio teatral, y se convierte en el medio narrativo por excelencia. Una película sobre el cambio de percepción y sobre fantasmas sin clichés, sin chanes y con mucho clima. Cómica por momentos, nunca deja de deslizarse suavemente a través de una historia intrincada pero comprensible (no intentar "realizar" la película) que se va dando, como todo en esta joya, con mucho misterio, surgiendo de la nada y sin sorprender de forma bruta, envuelta en un velo onírico, como el fantasma que se le aparece al protagonista como si fuera un visitante cualquiera, sin sangre, movimientos bruscos de cámara, ni terror fácil. [Próxima función: Sa 14, 00.45, HOY]

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